Consejo para un recién separado

¡Escúcheme bien señor! Cuando usted se separe. Si, como escuchó, eso indefectiblemente le va a ocurrir. Cuando usted se separe deje su antigua vida en el placard. Es un artefacto inútil, como la ropa de invierno en pleno mes de enero. 

¿Por qué desesperarse ante un inevitable naufragio emocional? No corra más por estribor pidiendo auxilio. A nadie le interesa. La mímica de un hombre desesperado, ya sea, frente a sus amigos, familiares, ex pareja, es una imagen tan penosa como quién escupe e insulta a su perro. Los hombres que hacen apología del resentimiento no van más. La época dorada del tango fue en los años cuarenta señor. Repito, a nadie le interesa...

¡No exhiba más sus penas y miedos! Sea como mi amigo de la parrillita “Las vías”, el veterano Raúl Agüero, un “sibarita del silencio”. Eso mismo. Quién carga en su mochila las preocupaciones de la vanidad, camina cual pingüino rengo. Vaya entonces con liviano equipaje de mano. No cargue ninguna valija repleta de recuerdos. Escúcheme bien, vaya con muchas, pero con muchas, fundas de nubes para su cabeza, varias alas de águila de repuesto y una enorme ola de océano. Si, como suelen andar los poetas. Lo demás viene por añadidura.

He dicho, Escondete!

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