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Después de la tormenta

Me dejaste la casa vacía, pero me quedó sobretodo la abundancia de cielo. Ayer, a la noche, casi me perfora un gran rayo eléctrico. Su fuerza golpeó con toda su furia sobre mis tejas endebles. La lluvia comenzó a caer sobre mis zapatos y papeles y, en medio de ollas tambaleantes, trapeé y trapeé hasta secar el suelo. Hoy, por la mañana, una nube de entrecasa, se paseó por mi patio en un camisón blanco muy sugerente. “Rastrillo los restos de niebla de los jardines, que la clara se olvidó de juntar”. Me dijo en un tono, entre sosegado y alegre. Te repito, me dejaste la casa vacía, pero me quedó sobre todo la abundancia de cielo.

Consejo para un recién separado

¡Escúcheme bien señor! Cuando usted se separe. Si, como escuchó, eso indefectiblemente le va a ocurrir. Cuando usted se separe deje su antigua vida en el placard. Es un artefacto inútil, como la ropa de invierno en pleno mes de enero.  ¿Por qué desesperarse ante un inevitable naufragio emocional? No corra más por estribor pidiendo auxilio. A nadie le interesa. La mímica de un hombre desesperado, ya sea, frente a sus amigos, familiares, ex pareja, es una imagen tan penosa como quién escupe e insulta a su perro. Los hombres que hacen apología del resentimiento no van más. La época dorada del tango fue en los años cuarenta señor. Repito, a nadie le interesa... ¡No exhiba más sus penas y miedos! Sea como mi amigo de la parrillita “Las vías”, el veterano Raúl Agüero, un “sibarita del silencio”. Eso mismo. Quién carga en su mochila las preocupaciones de la vanidad, camina cual pingüino rengo. Vaya entonces con liviano equipaje de mano. No cargue ninguna valija repleta de recuerdos. Escúc

Sobre el océano

Una mañana de otoño, despertaré y ya no estarás aquí. Un mediodía soleado, querré hablar contigo, pero no te llamaré. Una tarde de invierno, intentaré apagar tu silencio, pero fracasaré, una y otra vez. Una noche brillante, volaré en avión sobre el océano y no pensaré en ti.